Otras páginas

jueves, 21 de octubre de 2021

Río centroamericano

"No se puede con el agua y el fuego, no se puede con el hambre y el frio, no se puede con la muerte"





Corre el agua del pacifico centroamericano desbordada por la carretera. Desde pequeños nacientes hasta moribundos ríos claros tienen sus cauces y buscan un lugar, algunos, donde desembocar; otros, donde morir; y los más jóvenes, donde hacer rebosar sus acaudalados sueños de corrientes cristalinas y el sol de sus miradas que quema e ilumina.


Quieren impedirles llegar al Norte pero nunca podrán; hace ya muchos años que las cinco represas rebosan poco a poco. Y aunque corrientes más fuertes han querido sacarlos del cauce que han trazado se cuelan poco a poco por los suelos desérticos o desembocando en el rio bravo bajo ese incesante invierno de generaciones de idas sin regreso o hasta prontos que no se cumplen.


Pero ¿Quién detendrá a los nuevos ríos y riachuelos nacidos y criados bajo el aire puro de los pinos, los robles  y los guanacastes ; fundidos bajo el frio y el calor acostumbrados a todo? Aunque muchos pececillos seguirán muriendo en el camino al mar deseado, el hambre y sed de hacer rebosar sus caudales en mejores aguas los llevarán hasta el otro lado del muro sin importar las corrientes de lodo y sangre que deban atravesar. 


No se puede con el agua y el fuego, no se puede con el hambre y el frio, no se puede con la muerte. Ellos siempre han vencido; sobreviven desde la fundación del mundo y míralos; allí están, sufridos pero respirando, siguen siendo agua, fuego, frio, muerte, hambre; parecen intocables, parece que nacieron ayer. 


Ya se escuchan y se ven las corrientes del rio más noble de América, del invisible hilo que ha sostenido por siglos al norte y al sur. Ya rebosaron las cinco represas y sus caudales de colores desechados y rasgos estereotipados tendrán que ser vistos y soportados; allá, al otro lado del sol. 


No han perdido el miedo, pero los mueve el hambre, la suciedad y maleza implantada por la fuerza y con malicia en medio de sus caudales puros y cristalinos. Vienen arrasando en caravana con barrancos, muros, con los tiburones moteados, con los peces corbata blanca y hasta con la muerte. Han rebosado las aguas del rio centroamericano. 




Texto de Orlando Pineda






No hay comentarios:

Publicar un comentario